INDEPENDENCIA FINANCIERA: Estudiar para trabajar
o para vivir
Estudia para que consigas un buen trabajo.
Esto es lo que dicen la mayoría de los padres a sus hijos. Los estimulan a
estudiar para que encuentren un buen trabajo que les permita tener un ingreso
fijo mensual para cubrir sus necesidades y vivir bien.
Paradigma: “Estudia una carrera para que consigas un BUEN TRABAJO”
Al graduarse, siguiendo el consejo de sus
padres, los nuevos profesionales empiezan a buscar empleos. Tratan de obtener
buenos empleos en empresas grandes para asegurarse buenos ingresos. Unos pocos
tienen suerte y consiguen un empleo en empresas que le permiten tener una vida
bastante holgada, mientras que muchos apenas logran sobrevivir. Pasan toda la
vida laborando por un sueldo que la mayoría de las veces solo le alcanza para
cubrir los gastos domésticos. Como dice Robert Kiyosaki, “caen en la trampa del
trabajo”
Ni las escuelas, ni las carreras
universitarias, ni siquiera los postgrados fueron creados para hacerte ganar
dinero. Fueron diseñados para que consigas trabajo.
Pero un buen trabajo no siempre es garantía
de tener ingresos suficientes y continuos para vivir confortablemente por
siempre, incluyendo la edad de los años dorados. El problema es que un buen
trabajo no garantiza riqueza, ni siquiera libertad financiera, por el contrario
es totalmente esclavizante en la mayoría de los casos.
Hay
que cambiar el paradigma: “Estudia para que
logres la independencia financiera”
Yo sugiero a los jóvenes profesionales
recién graduados que esperen un año para buscar empleo. Les sugiero que mantenga
la rutina de vivir un año más “en casa de sus padres”, mientras hacen realidad
su sueño de crear un emprendimiento. Durante
ese año emprendan un negocio y al final del año evalúen si vale la pena buscar
un empleo o si es mejor ser empresario.
Apasiónense con el negocio, cuídenlo como
se cuida a un hijo. ¡Porque un negocio es como un hijo! Poco a poco se irá
desarrollando, se irá consolidando y comenzará a dar frutos. Solo hay que ser
perseverante.
Aprovechen los entes gubernamentales, los
bancos y otras formas legales para obtener financiamiento. Planifiquen,
organícense y no se den por vencidos.
¡Háganlo antes de asumir responsabilidades
de familia o de pareja que los lleven a caer en la trampa del trabajo!